Los planes de las multinacionales para el transporte por carretera, adiós a los derechos de los tran

TRATADO TISA
En el mundo de los servicios globalizados
La simple enumeración da escalofríos. ¿Se trata simple y llanamente de una precaución de juristas y abogado que consideran que es mejor decir las cosas que callárselas para evitar cualquier contestación futura? ¿Acaso los negociadores de TISA quieren ir mucho más lejos a la hora de cuestionar las prerrogativas de los Estados en estos ámbitos? Las multinacionales ya no ocultan su voluntad por acabar con todas las obligaciones medioambientales y legislativas que les imponen los Estados, ya que suponen un obstáculo, según argumentan, para el desarrollo y la explotación de los recursos energéticos y mineros. En las negociaciones sobre los transportes prevalece el objetivo de desregular el sector a toda costa, la contestación de cualquier poder estatal predominante. Los documentos publicados por Wikileaks sólo aluden a una única actividad relacionada con los transportes, el transporte por carretera. Se trata sin duda del ámbito que más interesa a los “buenos amigos de los servicios”. En su opinión, no deben existir obstáculos a los grandes viajes por carretera. Algunos recomiendan que “las partes deben reconocer el papel esencial de las rutas internacionales para el transporte de bienes perecederos y que el transporte de dichas mercancías no pueden posponerse indebidamente por normas viarias, en particular por aquéllas que restringen los transportes determinados días”. De modo que, de adoptarse el texto, las restricciones de circulación para vehículos de mercancías, los fines de semana en Francia, una medida que muchas veces ya no se respecta, pasaría a ser ilegal. En esta misma línea, las disposiciones para limitar el transporte por carretera, para hacer pagar el tránsito internacional, imponer el transporte combinado carretera-ferrocarril, como en Suiza, por ejemplo, también serían consideradas prácticas contrarias a la competencia y, por ende, juzgadas ilegales. “Las partes deben abolir y abstenerse a la hora de introducir el menor obstáculo administrativo y técnico que pueda suponer una restricción disfrazada o tener efectos discriminatorios sobre la libertad de servicios en el transporte internacional”, se propone. Con una cláusula así, es imposible que tengan en mente poner en marcha políticas dirigidas a limitar u organizar el transporte por carretera. Pero la cosa no queda aquí. El proyecto prevé que los Estados no puedan imponer restricción alguna a las habilitaciones otorgadas a los conductores. Sugiere incluso que éstos renuncien a su control del territorio y delegue la concesión de permisos a otros. Propone que esta labor quede en manos de las asociaciones de transportes, que harían de intermediarios y se presentarían como garantes en la concesión de los permisos para sus miembros. Estas asociaciones podrían otorgar permisos anuales incluso plurianuales, en lugar de los Estados. Bienvenidos al mundo de los servicios globalizados, de los trabajadores desplazados, sin derechos ni legislación que les ampara. “Si sale adelante el proyecto TISA, en el transporte por carretera asistiremos a lo que ha sucedido en otros sectores: va a servir para consolidar el poder de las multinacionales”, avisan Mac Urata y Sarah Finke, responsables de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte, en una respuestatambién publicada por Wikileaks. “La ITF cree que es importante que los Gobiernos promuevan políticas de transportes en consonancia con el nivel de desarrollo de los países. En principio, cada país debería basar sus políticas en objetivos y programas sociales y económicos […] No es el modo en que los campeones de TISA quieren organizar el mundo. Las consecuencias combinadas de las proposiciones de TISA supondrían importantes obstáculos para cualquier Estado deseoso de invertir y gestionar sus infraestructuras nacionales, por planificar sus desarrollos o defender normas sociales y sanitarias en la industria del transporte”, denuncian, antes de recordar la repercusión negativa para el sector de los conductores del Este, explotados e infrapagados. “Y por supuesto, este texto ha sido negociado en secreto, sin ser sometido a debate, sin que exista la posibilidad de incluir cláusulas medioambientales o sociales”, denuncian. Así funciona el mundo de los “buenos amigos de los servicios”. Mientras los dirigentes políticos nacionales y europeos callan, guardan silencio sobre unas negociaciones tan opacas como el Tratado Trasatlántico. ¿Durante cuánto tiempo van a seguir ocultando su juego?
Traducción: Mariola Moreno Leer el texto en francés: http://www.infolibre.es/noticias/lo_mejor_mediapart/2015/12/05/wiki_leakos_41701_1044.html